"Pensamiento sistémico en lugar de dinero"
Muchas personas no se dan cuenta de la verdadera importancia y las consecuencias que trae el dinero. En la mayoría de los casos, el sistema del mundo no nos enseña si el dinero realmente tiene el valor que debería tener. Una vez que comenzamos a ganar dinero y este empieza a acumularse en nuestras manos, creemos que es todo lo que necesitamos, ya que protege nuestra comodidad y bienestar. Además, el dinero a menudo se percibe como un símbolo de "poder" ante los demás. Sabemos que para elevar nuestra posición social, necesitamos dinero, ya que la sociedad tiende a juzgar entre los "ricos" y los "pobres."
El dinero no trae la felicidad
Sabemos que el dinero trae comodidad, pero no felicidad. A menudo envidiamos a quienes heredan grandes fortunas, pero no conocemos las historias que se esconden detrás de ellas. Solo nos enfrentamos a la superficialidad de la situación.
Para ser felices, las emociones deben ser prioritarias sobre lo material. La felicidad es el resultado de las emociones, no de la satisfacción material. Aunque el dinero puede llenar muchos vacíos en nuestras vidas, no puede llenar el vacío emocional. Las personas tienden a confundirse en este punto. Por ejemplo, si en lugar de volar en clase económica, alguien paga por un boleto de primera clase, puede sentirse cómodo y feliz durante el vuelo. Sin embargo, sabemos que esa felicidad no durará mucho. De hecho, cuando el vuelo está a punto de terminar, la persona puede comenzar a sentirse emocionalmente inestable, ya que la comodidad está a punto de acabar y la "infelicidad" parece regresar. Es un ejemplo sencillo, pero que ilustra bien nuestra confusión.
El comienzo de la felicidad
Definamos la felicidad que solemos confundir. La felicidad puede definirse como estabilidad, más que cualquier otra cosa. Sentimos estabilidad cuando llegamos a casa después de superar numerosos obstáculos. Sentimos estabilidad cuando, después de llevar el peso del mundo sobre nuestros hombros, nuestras tareas se alivian un poco gracias a nuestro cónyuge u otros familiares. Esa estabilidad es el sentimiento de felicidad. Por eso, incluso las personas pobres pueden ser felices. Aunque los niveles de felicidad pueden variar, esta no es necesariamente proporcional a la comodidad. La felicidad no siempre está relacionada con la comodidad. Las personas a menudo sienten felicidad y satisfacción cuando realizan trabajos voluntarios. La satisfacción proviene de autoelogiarse por hacer algo significativo, y la felicidad proviene de saber que las personas que ayudamos ahora sienten estabilidad. Así es como vivimos y sentimos la felicidad.
El dinero como herramienta
Mucha gente hará cualquier cosa por dinero. Por supuesto, es bueno tenerlo. Aunque no sea en exceso, necesitamos una cierta cantidad de dinero para vivir una vida cómoda y estable. Especialmente en el mundo en que vivimos hoy, la mayoría de las personas trabajan por dinero. Trabajamos para ganar dinero y poder comprar tiempo. Sin dinero, es difícil pasar tiempo con nuestros seres queridos, como la familia, los amigos y los parientes. Para sobrevivir, debemos intercambiar nuestro tiempo y trabajo por dinero, no para obtener lo que queremos, sino lo que necesitamos.
En la creación original, el dinero era una herramienta, pero el sistema del mundo nos ha convertido en herramientas para obtener dinero. Esto, en parte, puede atribuirse al pecado. Cuando Adán fue expulsado del Jardín del Edén y recibió la sentencia de "muerte", la vida comenzó a deteriorarse gradualmente, aunque probablemente también se volvió más dependiente de Dios. Dios era su única esperanza de salvación. Sin embargo, cuando Caín cometió el pecado de matar a su hermano, comenzó a construir ciudades y fortificaciones, no solo para establecer su dominio, sino para garantizar su propia seguridad. Al usar los recursos a su alrededor para protegerse, acabó creando un mundo de materialismo donde los poderosos son aquellos que poseen.
Por otro lado, los adoradores de Dios vivieron como nómadas, confiando en Dios y siguiendo sus mandamientos. Así comenzó la familia de Abraham. Aunque vivieron sin posesiones materiales, no carecieron de ellas. Más bien, la relación entre Abraham y Dios se manifestó claramente a través de su vida. Dios les bendijo con abundancia, y vivieron sin carencias, llevando una vida que glorificaba a Dios.
El dinero es solo una herramienta. Así como una buena herramienta produce un buen producto, tener dinero puede hacernos vivir una vida más feliz. Sin embargo, es importante entender que la herramienta en sí no genera felicidad. Debemos aprender y tener la capacidad de gestionar adecuadamente el dinero.
La revolución de las herramientas
El dinero como herramienta ha cambiado a lo largo de la historia, influenciado por los pensamientos y opiniones de las personas. Desde el trueque hasta las criptomonedas, su forma ha evolucionado, pero su valor y significado subyacente siguen siendo los mismos. Sin embargo, lo que destaca es la revolución en la forma de pensar sobre el sistema. En un tiempo en que el trabajo era legítimo y generaba productos que se intercambiaban, no había un sistema en el sentido moderno. La diferencia en la acumulación de riqueza marcó el comienzo de las disparidades. Las personas adineradas crearon sistemas para acumular más riqueza, mientras que los pobres luchaban por sobrevivir en un sistema que los mantenía atrapados.
Afortunadamente, vivimos en una época en la que la libertad dentro del sistema ha crecido. Aunque no podemos crear nuestro propio sistema, podemos adaptarnos y aprovechar el sistema existente para vivir cómodamente sin tener que trabajar duro.
La revolución de las herramientas que necesitamos considerar es esta: ya no debemos preocuparnos por dominar el dinero, sino por dominar el sistema que lo genera. Para crecer cualitativa y cuantitativamente, no debemos concentrarnos en el dinero en sí, sino en comprender el sistema en el que circula. Solo así podremos utilizar la herramienta adecuadamente.
Aunque este sistema está intrínsecamente ligado al mundo, la mayoría de las personas no lo entienden. Solo unos pocos lo comprenden y prosperan, mientras que los demás los envidian. Esto no es diferente para los cristianos, quienes también envidian a los que prosperan en el sistema sin comprenderlo bien. Por lo tanto, necesitamos una mentalidad que busque entender esta herramienta correctamente.
¿Por qué los judíos dominan las finanzas mundiales? ¿Es porque ya no tienen una relación con Dios y han estudiado simplemente para sobrevivir en el mundo? No. Ellos consideran el dinero como una herramienta basada en la palabra de Dios y lo usan en consecuencia. Los cristianos, en cambio, no lo ven como una herramienta, y a veces lo consideran un mal necesario debido al versículo "No améis al dinero." Sin embargo, terminan pidiendo lo que necesitan porque no lo ven como una herramienta.
Afila tu cuchillo
Ahorrar dinero por el simple hecho de hacerlo puede causar problemas. Lo más importante es saber cómo y dónde utilizarlo. Puedes usarlo solo para tu propio bienestar, o puedes ganarlo para ayudar a los demás, como Robin Hood. Lo importante es comprender lo que es realmente importante para ti. Mientras no excedas tus límites y vivas como una ola que se balancea suavemente, no habrá problemas. Como dice la confesión de David, "mi copa rebosa," simplemente comparte lo que se derrama. Solo necesitas conocer bien el tamaño de tu copa. Dios no te juzgará por el tamaño de tu copa.
Dominar el dinero es dominarte a ti mismo. Un cuchillo se vuelve afilado cuando se afila. Para que seamos capaces de manejar el dinero adecuadamente, también debemos afilarnos a nosotros mismos. Es necesario prepararnos y afilarnos no solo para cortar, sino también para cocinar y comprender el sistema. Si no estamos preparados, no podremos cortar nada correctamente. Así que, afilémonos bien.








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